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El reaseguro transita una situación más compleja que en el 2002

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Por Guillermo J. G. Pastore

Fuente: Estrategas

Nos enfrentamos a las renovaciones contractuales más restrictivas por efectos globales de las últimas décadas, con precios en alza y capacidades reducidas. Muchos reaseguradores establecieron que, si no se normalizan los pagos, las renovaciones de carteras más importantes de Argentina no serán amparadas, dejando el seguro de todo nuestro país prácticamente sin solvencia.

En los últimos cuatro años el mundo experimentó traumáticas experiencias que modifican el albedrío en todos los ámbitos. La pandemia paralizó al planeta modificando decisiones de inversión, aislando a las personas y acelerando el proceso de digitalización y consecuente aumento de la siniestralidad por efecto de los ciber ataques. También generó cambios en la psiquis de los particulares alterando conductas de valoración de los hechos cotidianos y hábitos de consumo. La guerra dividió al mundo en bloques causando reducción en la oferta de alimentos y energía, modificando precios relativos y términos de intercambio. El acelerado cambio climático generó devastadores huracanes, enormes sequías, muy importantes inundaciones haciendo que los modelos de predictibilidad se tornen obsoletos y que la suscripción más cautelosa.

La combinación de los factores enunciados provocó una fuerte desaceleración en el crecimiento, rebotes de recuperación en ciertos sectores y generalización de la inflación para un mundo que no estaba acostumbrado a lidiar con este fenómeno.

Recientemente se inicia una crisis financiera que comienza con la quiebra del banco de Silicon Valley, el cual financiaba empresas tecnológicas que fracasaron, arrastrando a otras entidades menores y exportando sus consecuencias a Europa, donde el Credit Swiss es comprado en un rescate por la UBS con la garantía de la reserva suiza. Esta sola medida atempera, aunque las expectativas continúan desfavorables. El poderoso Deustche Bank, ha sufrido una fuerte caída en sus acciones, ampliando el efecto.

La Reserva Federal ha expresado que continuará su raid de aumentos de la tasa de interés, con el objetivo de reducir la inflación siendo consciente de que tal medida aparejará recesión, pero, dada la baja tasa de desempleo, la autoridad económica persistirá con su firmeza.

Es evidente que todo lo sucedido trastocó la economía en general, lo cual generará nuevas crisis de las que el reaseguro no está exento.

Nuestro mercado se ha tornado escaso de oferta debido a la erosión de sus capitales, magros rendimientos financieros e incremento de la siniestralidad. A su vez, por los mismos motivos, las aseguradoras se ven ávidas de compra de protección. Ambas fuerzas se entrecruzan, aumentando precios, seleccionando territorios para el otorgamiento de capacidad, modificando condiciones y adicionando exclusiones.

ESTRANGULAR. En este contexto de endurecimiento generalizado del reaseguro mundial, Argentina decide estrangular el pago de las primas al exterior, desde noviembre, donde la Secretaría de Comercio es quien prioriza una muy nimia salida de pagos que están ocasionando la falta de cobertura de considerables riesgos en nuestro país. La mirada negativa hacia nuestro país se ve exacerbada por la desautorización de altos estamentos gubernamentales a la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), organismo encargado por ley a velar por el amparo del asegurado, siendo su potestad regular y analizar la solvencia de las aseguradoras, donde el reaseguro es vital. Esto se materializa al no publicar en el Boletín Oficial una resolución emitida por la SSN que -aunque en algunas opiniones, burocrática- daba respuesta sistemática, morigerando la discrecionalidad en la autorización de pagos de primas de reaseguros al exterior.

La solvencia de una aseguradora se constituye en su capital, cuya contrapartida son las inversiones y el reaseguro. Las diferentes administraciones han inducido a la compra de Títulos de diferentes deudas del Estado. Un gran grupo de compañías justiprecian a valor técnico estas tenencias, el cual difiere sustancialmente del valor que el mercado ofrecería ante una necesidad de liquidez por pago de siniestro/s de envergadura.

Es medido en por miles (relativo a la tasa a ceder) el enorme amparo que da el reaseguro en relación con la escasísima prima que se eroga. El problema de reservas que ostenta el Banco Central de la República Argentina (BCRA) no se relaciona en ninguna medida con la insignificante salida de divisas para garantizar los aviones que surcan los cielos, las centrales que nos dan energía, el amparo a nuestras cosechas, la protección a nuestros trabajadores, la actividad de toda nuestra economía.

La inconsistencia de quienes presiden Economía es tal, que desconocen que por los tres episodios de helada temprana que padeció la cosecha fina que arrojará alrededor de 270% de siniestralidad. Lejos de salir, ingresarán dólares a nuestra economía. Todavía no se termina de estimar el costo siniestral de la cosecha gruesa, que aún con menor siniestralidad podría arrojar una nueva cuenta de ingreso de divisas.

INTERDEPENDIENTE. Gran parte de la economía, en un mundo globalizado e interdependiente, depende de la posibilidad de contar con divisas para poder importar necesarios insumos para productos que se fabrican en nuestro país, lo mismo que el pago de imprescindibles servicios como el reaseguro. Esto repercute directamente con el crecimiento económico y la productividad de todos los sectores, sea turismo, agroindustria o exportación de automóviles, máquinas etc. También afecta la salud: existen importantes equipos de diagnóstico que deben ser mantenidos con repuestos que no llegan o medicamentos necesarios para la cura de muchas enfermedades.

El seguro no es más que un sector que se alimenta del devenir económico de un país: cuando el mismo decrece, las relaciones de precios relativos se desequilibran y la macroeconomía se cierne en una gran incertidumbre, claramente nuestra actividad se ve deteriorada.

Estamos en una situación mucho más grave que en el 2002, cuando se paralizó el pago de primas al exterior, sencillamente porque en aquel tiempo el mundo no transitaba la actual convulsión y era más proclive a perdonar la falta de pagos.

En conclusión, ya existe gran cantidad de riesgos sin cobertura por falta de pagos, básicamente facultativos que protegen riesgos de envergadura. Nos enfrentamos a las renovaciones contractuales más restrictivas por efectos globales de las últimas décadas, con precios en alza y capacidades reducidas. Ya muchos reaseguradores han establecido que, si no se normalizan los pagos, las renovaciones de carteras más importantes de Argentina, que vencen en julio, no serán amparadas, dejando el seguro de todo nuestro país prácticamente sin solvencia.

El insuficiente crecimiento, la alta inflación y la falta de reformas estructurales en un contexto de disputas internas por el poder en las venideras elecciones presidenciales, pronostican un 2023 complicado para la economía y, por ende, para el seguro. El reaseguro enfrentará un año peor que el 2002. Si hay siniestros de importancia y no se consigue la normalización del pago de las primas que nuestro país debe al exterior, presenciaremos una quiebra de parte del sistema, aunque los balances sean un dibujo mal trazado y la verdadera solvencia sólo sea una expresión de deseo.

Guillermo J. G. Pastore

CEO de Special Division Reinsurance Brokers.

Por Guillermo J. G. Pastore

Fuente: Estrategas

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