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Entrevista a Daniel Mora

Por Juan Barrientos

1- ¿A qué edad aproximadamente recordás como el inicio de tu relación con el arte?

Desde chico tuve inclinación hacia el dibujo y la pintura, actividades que las hacía –como la mayoría de los niños- con absoluta naturalidad. En la escuela primaria las maestras ya me encargaban las escenografías para los actos escolares. Allí recién reparé en que realmente era hábil, porque otros me lo hacían notar a través de sus pedidos y elogios.

2- Te gustaba en tu infancia; leer, escuchar música, bailar/danzar?

En la casa de mis padres sigue habiendo muchos libros, quizás por eso fui lector desde muy chico también. La música la relaciono directamente con un “combinado” Ken Brown que había en el comedor diario. Se lo llamaba así porque combinaba la famosa bandeja para escuchar discos de vinilo con una radio, que como eran a transistores, el mueble que contenía ambos aparatos tecnológicos era enorme, medía de alto, lo mismo que mi altura a los seis años, y varias veces mi anchura. Mi primer recuerdo visual, además del combinado, son los discos que estaban encima de él. Miraba todas esas tapas de discos que me parecían maravillosas. Recuerdo la de “Revólver” de The Beatles y la del primer disco de Almendra. En esa época en casa compraban muchos discos que eran compilados en donde convivían artistas de estilos muy variados, desde Palito Ortega y Nicola Di Bari hasta Almendra y los Gatos. A pesar de no hacer ningún juicio de valor -era muy chico- el dispar impacto en mí de las distintas músicas era evidente.
La danza nunca fue mi fuerte, situación que lamento.

3- ¿Podrías identificarnos los conectores y diferenciadores? porque por un lado elegís la docencia en artes visuales, también pintar, por otro ser bajista en diversos proyectos musicales y por otro, ser el escritor orfebre del libro Pan interior.

El arte para mí siempre fue un canal de expresión personal. Cuando estudié arte en la Escuela Prilidiano Pueyrredón, no me lo planteé como una profesión. Mi viejo me dijo -Estudiá lo que te guste, lo que te haga feliz-, y dije -Bien, arte entonces-. No tuve el problema de tantos chicos que les cuestionan la elección de ciertos estudios -porque se van a morir de hambre-. Nunca me morí de hambre (tampoco tengo ni un peso de más) pero hoy agradezco la lucidez de mis padres por dejarme elegir lo que realmente me identifica.
Pasar de la pintura a la música o a las letras o la fotografía para mí es natural, abordo mis temas recurrentes y mis obsesiones desde distintas formas de expresión que me transforman desde lugares diferentes, y me dan nuevas formas de ver los temas tratados, transformándolos también, haciendo un círculo virtuoso infinito.
La docencia fue un descubrimiento. Nunca pensé que me gustara tanto transmitir a otros lo poco o mucho que pueda saber. Es un desafío constante, cada clase, cada persona que asiste a ellas, son únicos. Entonces nada puede ser dogmático o inmóvil, menos si se trata de arte.

4- Al abordar tus momentos del acto creativo; ¿Crees que en vos se pone en tensión la cuestión temporal?

Somos temporales, entonces el tiempo está siempre presente en cada acto que hacemos. En el caso de las artes visuales, las imágenes “se congelan”, están allí para cada vez que quieras observarlas. Por eso cada arte tiene una tensión con el tiempo diferente, y el artista participa de esa tensión. El hecho de producir obras que puedan “permanecer en la historia”, depende de cada artista, aunque el espíritu de esta época no es justamente que nada perdure por mucho tiempo.
En mis obras no encuentro al Tiempo como preocupación central.

5- ¿Cómo es tu relación con las influencias artísticas?

Es estimulante, porque casi cualquier cosa te puede disparar algo en el momento menos pensado, es decir que cualquier cosa puede influenciarme, desde una palabra que dice una persona, una escena que captás, muchas cosas. Por supuesto que está todo ese bagaje artístico tradicional que hoy, gracias a la tecnología, podemos acceder al instante. Las influencias son constantes porque además estamos permanentemente estimulados y sobrecargados de información de todo tipo, en mi caso trato de traducir todo eso en creaciones que me beneficien espiritualmente.

6- ¿De qué modo, nos dirías, que tu trayectoria en el campo artístico, te fortalece existencialmente?

Realmente el arte es mucho más de lo que la gente cree. En mi caso es mi mayor sostén creativo, hay personas que son creativas a través de la ciencia o el deporte, y hay otras que son creativas con su trabajo o en su casa cuando cocinan. El arte está estrechamente relacionado con la creatividad que es inherente a nosotros como seres humanos.

7- ¿Sentís que el arte, producirá adaptaciones, de qué tipo o nivel luego de esta etapa de pandemia mundial?

El arte está en permanente cambio porque nosotros estamos en permanente cambio, el universo fluye constantemente. El arte se adaptará y encontrará su camino. No sé si serán cambios radicales, pero lo que sí quedó demostrado en este confinamiento, es que el arte jugó y juega un papel fundamental, a la par del rol de los médicos, sanitaristas, etc., sin el arte y los artistas este encierro hubiera sido la muerte misma, la locura, la tristeza infinita.

8- Desde el punto de vista de tu rol docente ¿Dónde te gusta hacer más hincapié para transmitirle a tus estudiantes, respecto de los procesos creativos?

Me ocupo sobre todo de que cada uno vaya descubriendo lo que ya sabe y tiene dentro suyo, pero no sabe que sabe. Sería lo contrario de “Sólo sé que no sé nada”. Me refiero a que estamos muy acostumbrados a creer que no sabemos nada y que el saber nos llega desde afuera únicamente, o que hay sólo una forma de “hacer las cosas bien”. Esta forma de abordar las clases no es nada cómoda, sobre todo para los que asisten a mis clases (no quiero llamarlos alumnos = a-lumno = sin luz). Cuando te hacen alguna pregunta, mi primera respuesta es “¿A vos qué te parece? ¿cómo resultaría mejor de acuerdo a lo que vos querés?”, ahí ya se dan cuenta que ni siquiera saben que es lo quieren lograr, no se lo plantean porque desde siempre les dijeron que es lo que tenían que hacer y cómo. Así nos pasó a todos desde tiempos inmemoriales.

9- No hay dudas Daniel, que nos sentimos frente a un ser existencialmente enfocado en el arte. ¿Esta energía, en tu caso, radica en tener un orden estricto para poder abordar las diferentes disciplinas?

Creo que siempre hay un orden subyacente en lo que hacemos, una estructura, hasta en las obras más caóticas hay un método, una forma, un “hacer”, y cuanto más se practique ese hacer, más dominio se tendrá sobre él, aunque ese hacer incluya el azar.
Y cierta disciplina, entendida como un hacer constante, hace que se multipliquen las ideas, las propuestas, los caminos a seguir.

10- Una pregunta que siempre desee hacerte ¿El proceso creativo, cansa? ¿Cómo describirías el estado de ánimo y emociones durante una obra?

No creo que canse ser creativo. El hombre es esencialmente creativo. Sería como preguntar “Ser hombre cansa?”. Los desánimos en mi caso vienen por el lado de que quizás no me alcance la vida para hacer todo lo que quiero, o que para llevar a cabo algunas ideas se necesitan recursos materiales que quizá no tenga o no pueda conseguir. O cuando no logro realizar la idea que tengo en mente, pero implica también un desafío, que, a la vez, es excitante. Pero el proceso creativo es incansable e inagotable, aunque no permanente.

11- ¿Pensas que obran en el acto artístico aspectos divinos, musas, geni@s?

No me cabe la menor duda. Llamalos como quieras, pero están. Vuelvo a insistir con el aspecto creador del hombre. Decir Ser Humano es sinónimo de Creador, tanto de cosas buenas como destructivas. El verdadero desafío es primero descubrir eso, que hay un dios dentro nuestro, y después hacer que ese dios nos guíe y nos aconseje sabiamente.

12- La última. Tengo la certeza que las primeras obras que ejercita cualquier aspirante a artista, por lo general, debe clasificarse de catárticas. ¿Te parece encontrar otros niveles en la trayectoria del artista?

No tengo esa certeza tuya. Muchos se centran en el dominio de ciertas técnicas, otros en alejarse de ellas, muchos se resguardan en lo ya conocido, en lo aceptado, en lo más clásico. Otros van de ruptura en ruptura, siempre. En definitiva, algunos se sublevan y otros no, algunos hacen catarsis y otros no. Los niveles y etapas de los artistas varían de acuerdo a cada uno de ellos y sus épocas.

Muchas gracias Daniel, por compartir para tod@s nosotr@s, tan generoso.
Gracias a vos Juan, vos sos el generoso, siempre difundiendo lo que hacemos.

Por Juan Barrientos
seremoseternos.org
@juane.barrientos
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