Por Cristina Quintana
CONVERSAR NOS HACE HUMANOS:
Maturana estima que el lenguaje es básicamente una coordinación de coordinaciones y es lo que, además, nos hace humanos. Al relacionarnos con otros a través del lenguaje, vamos cambiando nuestra propia forma de entender las cosas.r
Se dice que todo lo que sucede, sucede a través de una conversación, también que todo lo que deseas está a una conversación de distancia. Claramente si fuera así de fácil, estaríamos en el limbo de nuestro mundo comunicacional, pero es en el diseño de nuestra conversación donde nos aproximamos a nuestros resultados esperados.
Si conversar nos hace humanos, mucho más humanos nos hacen nuestras conversaciones privadas, ese acto sublime de humanidad en donde nos encontramos en el filo de nuestra existencia. Esa conversación propia que nos coloca en el ojo de la tormenta o en el atardecer de un mar en primavera…
…Somos, lo que nos conversamos …
Qué conversaría Julio César al borde del cruce de Rubicón, o Aníbal cuando no derrotó a los Romanos, pudiendo hacerlo…
El monje detrás de la verdad en la abadía del “Nombre de la Rosa”
Transcurría el tiempo cuando de una mañana a otra el mundo hizo “plop” como dice la canción, y en ese estruendo se abrieron las fronteras digitales y se cerraron las terrenales, el universo quedó en silencio, comenzaron a escucharse susurros entre paredes. Cambió de aspecto la atmósfera, el aroma, las formas y volvimos a nuestro origen, aquel que nos dio la voz por primera vez, ese llamado lenguaje. El tiempo nos retrotajo y nuevamente comenzamos a extrañarnos, a necesitar hablarnos, calmarnos, explicarnos, contarnos, decirnos…y a dar fe con sello medieval de que la cuarta revolución industrial eran las “CONVERSACIONES”.
… Uno tiene la vida que sus conversaciones le permiten….
Conversarnos para no perdernos…conversarnos para darnos aliento, conversarnos para reconocernos, para entender que después del mes de marzo del año 2020, entramos en una nueva dimensión, de vulnerabilidades de comprensión, de incomprensión, de toma de conciencia de finitud y de fragilidad. De sabernos en una hibriedad de presencia y virtualidad, ni tan una, ni tan otra…¿encontraremos el equilibrio?.
La historia del hombre desde aquella primera revolución industrial empezó por la mecanización, pasando a la producción en masa, luego la digitalización, para finalmente llegar a espacios ciberfísicos.
Esta es nuestra nueva revolución, es mucho más que aquella que surgió en Inglaterra en el siglo pasado, mucho más que las de avances tecnológicos, avances cuánticos…, es más avasallante que las anteriores.
La nueva revolución es la conversación que nos hace descubrir la soberbia a la cual nos habíamos acostumbrado y un “virus” nos bajó de ese pedestal alto muy alto.
Dicen que abusamos de las desforestaciones, y los animales al ver destruidos sus mundos debieron refugiarse en nuestras ciudades y con ello trajeron nuevas fusiones virales, también dicen que un grupo de psicópatas crea en laboratorios armas bacterianas para…¿Para? ( inexplicable respuesta). También contaminamos a mansalva el planeta; pues será hora de REPARAR.
Un mismo miedo en un mismo mundo, nos atravesó y la palabra nos contiene, donde por ahora la mirada y el abrazo, deberán esperar.
Aquella lejana declaración de que «conversar nos hace humanos» hoy más que nunca se confirma. Un mismo miedo en un mismo mundo, nos atravesó y la palabra nos contiene, donde por ahora la mirada y el abrazo, deberán esperar.
Conversar nos desnuda o nos camufla, nos pone frente a la verdad o nos llena de mentiras, nos crea miedo imaginario o nos llena de optimismo, pero sobre todo, nos diferencia, nos distingue y nos declara en ese maravilloso escenario en donde nos construimos como humanos.
Por Cristina Quintana