Por Ruben Marcote
La comunicación humana tiene dos facetas: Hablar y escuchar.
Generalmente se piensa que es más importante HABLAR y se supone que quien habla lo suficientemente bien (fuerte y claro) será bien escuchado.
El escuchar generalmente se da por sentado.
Sin embargo, generalmente escuchamos mal y reconocemos que, muy a menudo, es difícil escuchar lo que otros dicen y que existen dificultades para hacer que nos escuchen de la forma que nos gustaría.
Podemos ver, entonces, que una efectiva comunicación descansa ya no en el hablar sino en el escuchar.
El escuchar es el factor fundamental del lenguaje: HABLAMOS PARA SER ESCUCHADOS.
Un hablar efectivo sólo se logra cuando es seguido de un escuchar efectivo, y por ello sostenemos que EL ESCUCHAR VALIDA EL HABLAR.
Y este fluir en la comunicación hace que cuando escuchamos, nos aparezcan sensaciones, emociones y pensamientos que van enturbiando y diluyendo el verdadero significado de lo que la otra persona nos está diciendo.
Existe entonces una brecha crítica entre lo que decimos (hablamos) y lo que se escucha, entre lo que nos dicen y lo que escuchamos.
Como dijo el biólogo Humberto Maturana “El fenómeno de la comunicación no depende de lo que se entrega, sino de lo que pasa con el que recibe”.
Es decir, que el problema no es lo que me dicen, sino lo que yo hago con lo que me dicen.
Decimos lo que decimos y los demás escuchan lo que escuchan: Decir y escuchar son fenómenos diferentes.
Normalmente damos por sentado que lo que escuchamos es lo que se ha dicho y suponemos que lo que decimos es lo que las personas van a escuchar.
No nos preocupamos demasiado en verificar si el sentido que nosotros damos a lo que escuchamos corresponde a aquel que le da la persona que habla.
Escuchar es diferente de hablar, y cuando lo que se ha dicho no es escuchado en la forma esperada, las personas llenan esta brecha con historias, juicios y opiniones personales, agravando aún más la comunicación.
OÍR es biológico, y no es lo mismo que escuchar.
Determinadas perturbaciones ambientales y nuestra constitución física hacen posible lo que llamamos el fenómeno del oír.
Por el contrario, escuchar pertenece al dominio del lenguaje y se constituye en nuestras interacciones sociales con otros.
Cuando escuchamos generamos un mundo interpretativo. El acto de escuchar implica comprensión, es decir: interpretación.
Por ello sostenemos que ESCUCHAR = OIR + INTERPRETAR.
Es posible escuchar aún cuando no haya sonidos: Podemos escuchar los silencios.
Por ejemplo: cuando pedimos algo, el silencio de la otra persona puede ser escuchado como una negativa.
También escuchamos (interpretamos) los gestos, las posturas del cuerpo y los movimientos.
Entonces: OÍR y ESCUCHAR son dos fenómenos diferentes
El lenguaje es acción y por ello la acción del hablar repercute en el escuchar.
Veamos algunos ejemplos.
Si pregunto a un cliente: ¿Puedo llamarlo la semana próxima?
Y él contesta: De acuerdo.
Yo podría además escuchar: Si acepta mi llamado, podría estar interesado en mi producto.
Si mi hijo me dice: ¿Podrías darme $50?
Yo podría además escuchar: Está planeando salir.
Obviamente, muchas veces lo que yo escucho no es lo que se dice.
Recordemos:
“DECIMOS LO QUE DECIMOS Y ESCUCHAMOS LO QUE ESCUCHAMOS”.
En estos ejemplos lo que escuchamos no es lo mismo que lo que se dijo.
Tengamos presente entonces que, muy regularmente lo que escuchamos difiere de lo que se nos dijo.
Además de las palabras, también podemos escuchar las acciones implícitas en el hablar.
El racionalismo, nos hace suponer que detrás de toda acción generalmente hay una intención o meta consciente.
Cuando escuchamos, entonces, escuchamos las intenciones de las personas.
Escuchamos por qué o para qué las personas realizan las acciones que realizan.
Para lograr una comunicación efectiva es importante tener en cuenta varios factores:
CONTEXTO * ESTADO EMOCIONAL * ESCUCHA PREVIA * ESCUCHA GENERADA
CONTEXTO
Cualquier cosa que se diga, es escuchada dentro del contexto de la conversación que estamos sosteniendo.
Si hacemos un pedido escucharemos cualquier respuesta que se dé como una aceptación, rechazo, postergación etc.
Ejemplo: Pregunta Carlos: ¿Me podés pasar la sal?
Respuesta: Estoy leyendo.
Interpretación posible: Podemos interpretar esa respuesta como un “NO”.
Pero si pregunto: ¿Qué estás haciendo?
Y me responden lo mismo Estoy leyendo.
El significado de la respuesta será muy diferente.
Un silencio puede ser escuchado como rechazo, aceptación, ignorancia, timidez etc, según el contexto de la conversación.
Muchas personas tienen dificultades para observar el contexto de la conversación, generándose todo tipo de problemas en la comunicación.
ESTADO EMOCIONAL
Otro factor importante que afecta nuestro escuchar es el estado emocional de la conversación.
Siempre estamos en un estado emocional u otro.
Es decir que nuestro estado emocional “tiñe” la forma en que vemos el mundo y el futuro.
Y también tiñe lo que escuchamos.
Si nos interesa escuchar efectivamente deberemos observar nuestro estado emocional cuando conversamos y también el estado emocional de la persona con quien conversamos.
La misma conversación estará generando en forma permanente cambios de estados emocionales en sus participantes.
Lo QUE decimos, CUANDO lo decimos y CÓMO lo decimos, provocan diferentes estados emocionales en la persona que escucha.
Para comunicarnos de manera efectiva deberemos llegar a ser buenos observadores del estado emocional de una conversación.
Hay muchas maneras de juzgar el estado emocional de las personas.
Lo que se dice normalmente lo refleja, las personas siempre están comunicando (recordemos CUERPO, EMOCIÓN y LENGUAJE )
También podemos juzgar el estado emocional de las personas observando su CORPORALIDAD: Nuestras posturas físicas son formas en que se manifiesta nuestra forma de ser y nuestra alma.
Otro factor a tener en cuenta para una escucha más efectiva es nuestra historia personal.
Las personas escuchan lo que se les dice, en forma diferente, de acuerdo a sus experiencias personales.
ESCUCHA PREVIA
Está relacionada con nuestra historia personal, nuestros juicios y prejuicios acerca de las cosas que escuchamos.
ESCUCHA GENERADA
Significa escuchas con una INTENCIÓN determinada, PARA QUE escuchamos.
Nos sorprenderemos al comprobar cómo las mismas palabras evocan a las personas diferentes imágenes, diferentes recuerdos, diferentes emociones, diferentes mundos.
Si queremos comunicarnos de manera efectiva, es importante que nos preguntemos de qué manera nuestra historia personal podría estar afectando la forma en que escuchamos y como la historia personal de la persona con quien estamos hablando puede afectar su capacidad de escuchar.
Finalmente, recordemos que escuchar no es una tarea sencilla: Muchos factores intervienen en la forma en que escuchamos y en la forma en que se nos escucha.
Sostenemos que en un mundo tan diversificado como el actual, el escuchar se ha constituido en un asunto de vital importancia para asegurar no solo la comunicación efectiva y el éxito personal, sino la convivencia misma.
Hoy en día tenemos que aprender a escuchar mejor para ser capaces de vivir juntos en armonía, para poder transitar nuestros días desde un espacio de mayor plenitud.
Ruben Marcote
Coach Ontológico Profesional
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