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MALAS PRACTICAS REGULATORIAS AFECTAN LA SOLVENCIA DEL SEGURO

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CÍRCULO COMPLIANCE del 24/11/22 organizado por RPNEWS y CESINTERNACIONAL

Por el Dr. Guillermo Bolado

Siempre hemos analizado el fraude en el seguro en forma integral.

Indagamos con detenimiento el fraude del estafador particular, del oportunista, el de las organizaciones delictivas, de los propios operadores, y ahora, cuestionaremos si las malas prácticas regulatorias pueden defraudar al sector asegurador.

Muchos de los países, en particular los latinoamericanos llevan años de dificultades en el cumplimiento de la ley y ello impacta en el seguro, en particular respecto de las estafas.

Los Estados han aspirado los ingresos y financiamiento de empresas y resulta necesario que esa tendencia se revierta en sentido contrario.

Se sabe que el apetito fiscal de los Gobiernos va en aumento, y el sector asegurador no le escapa, pues son muchos los impuestos que se cobran en las pólizas y, además, los fondos recaudados (y acumulados) por primas son una tentación permanente para algunos gobernantes.

El seguro se trata de nuestros ahorros colectivos para protegernos contra catástrofes, accidentes, desgracias o golpes de mala suerte. Depositamos dinero en las aseguradoras para proteger nuestras cosas preciadas (la
vida, propiedad o reparaciones materiales). Las aseguradoras administran nuestro dinero hasta que lo necesitemos (interín lo invierten). Al igual que los bancos, las aseguradoras son intermediarios financieros, recogen los depósitos de las personas y lo prestan a otras.

Por cada dólar (libre de impuestos) que “depositamos colectivamente” mediante el pago de las primas, el asegurado sólo recuperará, en el mejor de los casos, un 65% pues el 35% restante deberá atender los gastos de administración y comercialización. Hay países donde la ineficiencia es mayor, es decir, lo que devuelve el sector en pago de indemnizaciones es menor incluso al 50% de los fondos de primas depositados por los asegurados.

Es lógico que, por la administración de los riesgos y compensaciones por siniestros, los operadores cobren un porcentaje del monto administrado.

¿Pero sería es el correcto?

Según Andrew Tobías, en los EE. UU. por cada dólar depositado en un banco, el titular recibe 1.05. Por cada dólar que se paga en prima de seguro, se devuelve; en seguro de automóvil el 0.47, en seguro del hogar 0.44 y en seguro de incendio sólo el 0.26.

Está claro que el regulador debe trabajar para lograr un sano equilibrio entre los gastos, las inversiones, los pagos y las reservas, que lleven seguridad al sistema y protección a los asegurados y usuarios.

La tormenta perfecta provocada por los gobiernos intervencionistas:

El direccionamiento de las inversiones por parte del burócrata impacta de lleno en la solvencia del sector. El problema se agrava porque muchos operadores necesitados de renta “aceptan” el menú de inversiones que el
Estado les ofrece en bonos públicos con rendimientos supuestos a tasas muy superiores a las que conseguiría en inversiones privadas seguras. Para completar la tentación, los benefician con deducciones impositivas ventajosas y cómputos contables ficticios que permiten disimular quebrantos. Una especie de “síndrome de Estocolmo” del sistema donde el secuestrado se involucra en los intereses del secuestrador y viceversa…necesitándose uno a otro…

Generalmente con la macroeconomía inestable producto del gasto público excesivo financiado con emisión sin respaldo, la recaudación por impuestos no cubre las necesidades ilimitadas de los gobiernos intervencionistas que orientan pues sus demandas de recursos a los sectores productivos, entre ellos el asegurador.

La crisis económica, el aumento de la pobreza, la pérdida de ingresos, impactan negativamente en el sector que, en consecuencia, tiende a achicarse en estos paises.

Las empresas de seguro comienzan así una “guerra por la caja”, por el flujo, con precios a la baja y sin equilibrio técnico, pues si tuvieran que vender, al valor real de mercado, los títulos computados a valor técnico no podrían cubrir los siniestros que administra.

Algunos operadores, en lugar de gestionar inversiones solventes que apalanquen el pago futuro de los siniestros y la protección de sus asegurados, se someten a las políticas de los gobiernos intervencionistas que generan esas rentas e incentivos ficticios. Si esas aseguradoras hicieran un estudio de riesgo, seguramente no le prestarían el dinero de sus asegurados al Estado, pues probablemente no lo reintegre, o lo postergue, o requiera quita o defaultee. Sin liquidez lo que se provoca es que los asegurados no cobren en tiempo y forma, los siniestros sufridos y por los que pagó anticipadamente.

Se daña de esta forma la solvencia del sector asegurador y, además, se quita la posibilidad de financiar otros proyectos productivos con esos capitales acumulados de ahorro colectivo.

El peor de los males: Algunas aseguradoras sin capital, ni flujo, siguen operando sin atender el pago de los siniestros. El Estado, en lugar de cumplir su deber de control, no las cierra y las mantiene “funcionando” porque ha sido cómplice o causante del problema. Ergo: Asegurados y usuarios víctimas del sistema defraudados por quienes debían protegeros.

Los impuestos:

El esquema impositivo que grava a los seguros, lo castiga y le agrega más costos al asegurado, increíblemente también en seguros obligatorios.

Se perciben los seguros como “caros”, muchas veces se los confunde como otro impuesto y no como un seguro. Obviamente si los impuestos fueran menores y mayor la eficiencia del sector, las tasas que se cobran por los seguros tenderían a la baja.

A modo de ejemplo inventariamos los impuestos y contribuciones en Argentina: impuesto al valor agregado, a los ingresos brutos, internos, de sellos, tasa de superintendencia, tasa bomberil, contribución para el sostenimiento de la agencia nacional de seguridad vial, contribución al fondo nacional del manejo del fuego y al fondo nacional del transporte.

Si la empresa de seguros gana algo al cierre del balance, deberá pagar además los impuestos a esas Ganancias…

Del monto total que el asegurado destina al pago de sus seguros los impuestos representan más del 30%, los gastos de comercialización más de un 20%, gastos de administración otro 20%, quedando en consecuencia sólo un 30% al fondo de primas destinado a pagar siniestros.

Encima, hay quienes inventan o agigantan siniestros y los cobran fraudulentamente.

Los tres poderes de estado deben alinearse en la protección del seguro, facilitando el ahorro colectivo y la reparación de los daños administrando los riesgos.

El Poder Ejecutivo es el responsable de tener la macroeconomía ordenada. Debe velar por inversiones rentables y libres de los operadores que redunden en beneficios para el sistema asegurador, comprobando que se cumplan los requisitos de solvencia y de pago de siniestros en tiempo y forma, combatiendo a los defraudadores, propios y extraños, no permitiendo funcionar a operadores que no honren sus compromisos.

Debe mantener la previsibilidad sin imponer nuevos costos que no sean los considerados al momento de evaluar los riesgos.

El Poder Legislativo debe ir en idéntico sentido sin incluir costos adicionales. Las modificaciones legislativas en el sector asegurador deben ser meditadas, consensuadas y pensadas en función de preservar el ahorro colectivo, sin contaminarla con gastos sectoriales o corporativos ajenos. Debería crear fondos de protección de asegurados y diseñar soluciones para que dichos fondos no sean dispuestos por la política en forma antojadiza.

El Poder Judicial debe respetar las reglas y las coberturas, siendo celoso en el cumplimiento “oportuno” y “justo” de las reparaciones. Su función final es evitar los abusos y garantizar el funcionamiento con equilibrio técnico.

Organismo de control (SSN): Debe velar por la protección del asegurado y por el funcionamiento del sistema. Su aporte es fundamental:

a) Del negocio: Capitales mínimos, tarifas, canales, sumas aseguradas, gastos, reservas, inversiones, etc.

b) De Gestión: Control de solvencia, liquidaciones de siniestros en plazos acotados (oferta fundada y pagos bancarizados), registros de asegurables “online”, de siniestros y de juicios, etc.

La solución:

Desde tiempos inmemoriales, en los orígenes de las civilizaciones, algunos seres humanos intentaban entender y dar explicaciones racionales a los fenómenos naturales del universo, mientras otros, utilizando sus habilidades, los recursos disponibles y conocimientos empíricos generados, alteraron las condiciones del medio ambiente sumando
probabilidades de supervivencia y confort, creando y produciendo bienes y servicios para bastarse de ellos.

El hombre creó al sistema asegurador, porque:

  • Es la manera eficiente de repartir financieramente el riesgo,
    haciéndolo pasar por la previsión del conjunto y no sólo de un
    individuo.
  • Es la clave para el desarrollo de las personas, las familias, las
    empresas y los estados.
  • Es el mecanismo perfecto para dar seguridad económica, facilita el
    comercio, fomenta la iniciativa empresarial y reduce la
    incertidumbre.
  • Es un medio ordenado de ahorro que permite financiar proyectos
    de trascendencia.

El seguro es la solución si no se lo contamina.

¡Con buena fe, rigor técnico, competencia, servicio, precio y libertad!

¡Defendámoslo!

Dr. Guillermo Bolado

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