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CONCLUSIONES DEL IV CONGRESO DE SALUD ADECRA+CEDIM: LA CRISIS Y LA IMPOSTERGABLE AGENDA DEL SECTOR

Por Jorge Cherro

Cuando tomamos la decisión, en Adecra+Cedim, de retomar nuestro tradicional Congreso de Salud (después de más de dos años de pandemia) y empezamos a organizarlo pensando en objetivos y temas a tratar, convenimos una vez más en la importancia de afianzar la identidad de este evento no meramente como un espacio para hacer catarsis, sino para dejar marcado un camino que nos abra perspectivas o posibles líneas de acción.

Sabemos que no existe una única ni mágica solución para que los prestadores de salud privada (que vienen ya desde 2018, sobre todo, muy golpeados económicamente) puedan encontrar una senda de sostenibilidad, pero el Congreso de Salud nos reencontró, en primera instancia, y nos recargó de aprendizaje y fuerza para seguir afrontando los tiempos que toque cursar.

El evento ha sido un éxito en todo sentido. El formato híbrido, sin dudas, expandió las oportunidades de participación: durante los dos días de jornadas nos han acompañado más de 750 personas de forma presencial y más de 2500 siguiendo por streaming.

El nivel de los disertantes y las temáticas que se abordaron despertaron gran interés en el público, que además tuvo la posibilidad de interactuar en tiempo real a través de una app, respondiendo las preguntas que los expositores abrieron en cada mesa.

El 24 de agosto, día 1, se trataron las problemáticas y los desafíos de la Dirección Médica y de los Recursos Humanos en Salud y Enfermería, con todo lo que dejó la pandemia. En este punto, quiero aprovechar para destacar el enorme trabajo realizado por las comisiones de trabajo de Adecra+Cedim en estas áreas (y, por supuesto, por los equipos de salud de las instituciones), que han hecho un aporte fundamental para enfrentar la crisis sanitaria de estos años.

Al día siguiente, 25 de agosto, de la mano de funcionarios de Gobierno, de representantes de la Federación Argentina de Prestadores de Salud (FAPS) y la Unión Argentina de Salud (UAS) y otros referentes del ámbito, se analizó la coyuntura político-económica y sanitaria general que atraviesa el país y la situación del subsector prestador en particular.

El aumento de costos, la desactualización arancelaria y el desacople financiero, los problemas de precios de medicamentos y altas tecnologías, los desequilibrios en el Programa Médico Obligatorio (PMO) y en la costo-efectividad de las prestaciones, entre otros temas, son algunas de las problemáticas que surgieron en las mesas de debate, como parte de un sistema de salud desfinanciado y fragmentado.

Es que los prestadores de salud privada nos enfrentamos, desde hace años, a una paradoja fenomenal: atendemos a 7 de cada 10 personas en Argentina (lo que nos constituye en uno de los primeros garantes del derecho a la salud), y somos, en el plano económico-productivo del país, uno de los mayores generadores de puestos de trabajo (con un alto nivel de mano de obra intensiva). Sin embargo, en paralelo, estamos sumidos en una crisis estructural de financiamiento, de la que ya durante los úlimos años venimos apenas sobreviviendo con el agua al cuello.

Pablo Paltrinieri, miembro de la Comisión Directiva de Adecra, uno de los expositores en este Congreso, resumió esta contradicción a través de una definición numérica y conceptual más que clara, que me permito citar acá: “El sector de la salud genera más de 800 mil puestos de trabajo, que es casi el 7% del empleo registrado en la Argentina, y las instituciones de salud privada representamos más de la mitad de esa fuerza laboral, pero estamos en Emergencia Sanitaria desde hace más de dos décadas”.

Dentro de lo que han sido las principales conclusiones político-económicas, quiero explicitar los puntos más importantes de la agenda que los prestadores necesitamos. Es fundamental mejorar el financiamiento del sistema, tanto actualizando los aranceles como adelantando la fecha de cobro de nuestra facturación, que actualmente se da entre los 60 y 90 días desde la fecha de emisión de las facturas y que, frente a los altos niveles de inflación, pulveriza nuestros ingresos.

Además, necesitamos una reforma fiscal especialmente, para poder usar el saldo técnico del IVA Crédito Fiscal, porque nuestra actividad está exenta del pago de IVA, pero este beneficio no solo se pierde, sino que además se paga (literal y metafóricamente). Requerimos, también, una moratoria amplia como la obtenida en 2007.

Podría extenderme más, pero estas medidas son las que, en principio, mejorarían la ecuación económico-financiera de nuestras instituciones.

Necesitamos que por fin se nos reconozca y se nos dé el lugar que nos corresponde por lo que somos: un eslabón clave en el sistema de salud y en la cadena productiva de nuestro país. Esto ha quedado en claro, sin dudas, en este IV Congreso de Salud.

Por Jorge Cherro

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