Por el Lic. Gustavo Frangini
Nunca jamás (Neverland, como es conocida en la obra literaria de Barrie, Peter Pan) es una lejana y exótica isla donde los niños no crecen y viven divirtiéndose en aventuras permanentes. Pero en la isla, también hay piratas, indios, sirenas, y criaturas extrañas que habitan las selvas y las aguas profundas. Por supuesto que como toda bibliografía de acción, no era fácil llegar a Neverland. Había que volar a lo más alto del cielo, girar en un estrella y seguir volando toda la noche hasta el amanecer.
Como se dice en la jerga literaria y cinematográfica, cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia.
Pero para hacer un paralelismo con la economía actual, agregaría cualquier semejanza con la realidad económica, es demasiada coincidencia, ya que nuestro país, es Neverland donde estan los chicos “buenos” que no quieren crecer; y por otro lado, los chicos “malos” que son los que dificultan los modelos con políticas erráticas y sin rumbo.
Arranquemos analizando la variable del Tipo de Cambio. Una brecha cambiaria (tipo de cambio oficial con el tipo de cambio blue) que supera ampliamente el 100%, la que a la vista, no se puede controlar a pesar de las trabas y los impuestos para la compra de divisas.
Solo el exportador, termina siendo hoy, la única fuente de divisas. Pero esto también se complica, ya que con semejante brecha, los exportadores solo ingresan lo mínimo indispensable para mantener sus estructuras; o aquellas divisas con las que puede volver a importar insumos del exterior. Es decir que la balanza comercial en el aspecto microeconómico desde la oferta, es nula.
Ahora en este caso, pasa lo de Neverland. En el mismo momento que el gobierno necesita ingresar dólares, alinearse con el campo para aumentar las escasas reservas, y fomentar políticas exportadoras de largo plazo, aparecen los “malos”, y avasallan la propiedad privada, se muestran combativos ante la inversión productiva real; y políticamente demuestran una indiferencia real con respecto a lo que la gente hoy está demandando.
Si miramos la visión del país en términos de moneda de cambio, con un dólar a $180, Argentina es barata. Pero si alguien quisiera traer los dólares del exterior o existiera la posibilidad de una inversión extranjera directa; el gobierno, ingresa los dólares al tipo de cambio oficial. O sea que hay que tenerle muy poco sentido de pertenencia a las divisas, para traer dólares y nacionalizarlos al cambio oficial, cuando la brecha es más del doble.
El tipo de cambio de hoy, en términos de canasta, es más bajo que en 1978 y 1991. Es igual que en 1979, y que en 1975. Recordemos que pasó después de 1979 y 1975. Pero la expectativa nos muestra dos cosas que hacen los inversores, con un tipo de cambio tan bajo: lo primero es “miedo”, es decir estoy atento. Y luego al ver que las variables no cambian, aparece el “pánico” o sea el rechazo, y en este caso es directamente a la política. A pesar de que este gobierno haya ganado la elección con el 48% de los votos, los mercados no pueden aceptarlo todavía.
Por otro lado, y para llevar algo de tranquilidad sobre la pregunta de corralitos, o apropiación de depósitos bancarios en pesos o en dólares. Miremos el mercado general, y no el mercado publicado.
Cuando hablo del mercado general, incluyo todos los actores del mercado. En ese mercado, el 50% de nuestra economía es informal. Esa informalidad fue la que hizo que en nuestro país no se cortara la cadena de pagos en la cuarentena eterna, como pasó en otros países. Y esa economía informal, hace que hoy en el mercado de cambio (informal) las reservas de divisas sean más que en el BCRA. En Argentina hay entre bancos y particulares, más dólares que en el sector público. Pero nadie incentiva para que ingresen al mercado.
Con respecto a la inflación, el gobierno sostiene que la emisión monetaria, no genera inflación directa. Hay una parte de verdad allí. Si la emisión monetaria, no aumenta la demanda individual y por ende la sumatoria en demanda agregada, mantiene las tarifas y los servicios congelados como control de mercado, y maneja la oferta monetaria a través de tasas y encajes; seguramente la emisión monetaria no genera aumento sostenido del nivel general de precios. Pero el gobierno sostiene que la inflación se genera cuando se produce una devaluación de nuestro peso, ya que esa devaluación va directamente a precios en la canasta de bienes y servicios.
Pero esta visión, es parcial; y es como decir que uno está flaco, pero tiene una faja alrededor del estómago. El problema es cuando se rompa la faja. El efecto de onda expansiva es peor que ir corrigiendo los desvíos, aunque sea dentro de la gradualidad.
Pero también hay una contradicción política, porque el mismo gobierno actual, criticaba al anterior con la gradualidad, pero hoy con pequeñas minidevaluaciones diarias del tipo de cambio oficial, también está ejerciendo la gradualidad.
Por estar en un país con cultura inflacionaria, la caída de oferta y demanda, no es tan grave en términos de intercambio. Como nuestro dinero no vale, y es más difícil hacerse de divisas, la cadena comercial, aumenta la demanda individual porque la gente no quiere quedarse con los pesos en sus bolsillos.
Pero este aumento de la demanda individual, genera una caída de la oferta individual, y la caída de la oferta individual si genera inflación. Porque el empresario cuando no puede cumplir con los pedidos, aumenta automáticamente los precios para bajar de manera coercitiva la demanda, y logra un equilibrio de supervivencia entre mayores ingresos, menos costos y menos cantidades de bienes en el mercado.
Como podemos apreciar estamos en Neverland, ¿y se puede llegar a la parte de los “buenos”? Sí, hay que volar alto y toda la noche, porque el mercado internacional está para aprovecharlo.
Tenemos un FMI dispuesto a negociar como nunca.
Hay una apreciación del Yuan que beneficia a las exportaciones argentinas.
Hay baja de retenciones a las exportaciones por 90 días.
Y las tasas en el mundo son negativas. Rinden más los bonos de países que la tasa internacional.
El contexto financiero mundial cursando la pandemia, es más propicio para invertir y producir; que para jugar a ganar o perder en burbujas financieras.
No se ve un mundo donde la globalización retroceda. Todo lo contrario.
En términos financieros la globalización va a mutar a economías más cerradas en términos de intercambios intrarregionales. Va a ser el momento de las Pymes en todo el mundo.
Hay que buscar una nueva empresarialidad moderna, innovadora y eficiente.
Es necesario darle la importancia correcta a los mercados emergentes y a mercados no tradicionales.
Será el desafío de los nuevos profesionales y empresarios, transformar los eventos en nuevas realidades. Aprender a transitar la pandemia para que podamos salir del peligro de los “malos” y podamos junto a Peter Pan y Campanita, vivir en la Isla de Neverland.
Lic. Gustavo Frangini
Licenciado en Administración de Empresas UADE. Master en Relaciones Económicas Internacionales UBA. Cursando Master en Desarrollo Emprendedor e Innovación, Universidad de Salamanca. Miembro de la Comisión Directiva de la UIT.