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Profesionalismo Médico, el artedel buen trato

Por el Dr. Roberto Cataldi Amatriain

Nació como libro de cátedra, pero también está orientado a docentes y a personas interesadas en la divulgación.
Rescata el humanismo como clave en el éxito de los tratamientos.

El cirujano y profesor universitario Carlos H. Spector lanzó su libro Profesionalismo Médico, el arte del buen trato, que se enfoca en cómo debe actuar el médico frente a los pacientes, más allá de los libros de anatomía. Con una mirada fuerte hacia el humanismo en la práctica diaria, el autor entiende que “más allá de ser un buen médico, es fundamental ser un médico bueno”.


En palabras de Spector, el libro “surgió como una necesidad de formar profesionales con  mayor dedicación a los aspectos humanísticos, en esta era de la mecánica, la robótica, la electrónica, la IA y otros tantos cambios que nos facilitan la tarea asistencial, no obstante lo cual los docentes requerimos mantener a los estudiantes siempre próximos a la persona destinataria de nuestra atención y cuidado”.

El médico y profesor reconoció que Profesionalismo Médico, el arte del buen trato había sido redactado inicialmente como libro de cátedra. Sin embargo, después de un primer manuscrito para alumnos, el autor incorporó aspectos dedicados a docentes y más tarde, en su versión final, concretó “una redacción que si
bien es académica, resulta muy comprensible para el público general, debido al hecho de que todos fuimos, somos o seremos pacientes en algún momento de nuestra vida, y en esas circunstancias desearíamos que nos traten bien, tal como en el libro se propone”.

Las inquietudes del autor fueron plasmadas de forma literaria y sus páginas abarcan su experiencia como profesor y decano de una facultad (la cual pretende generar en sus estudiantes una formación humanística) y la incorporación masiva de la tecnología (la cual ha desplazado en parte al método clínico).

De acuerdo con Spector, un buen vínculo con el paciente impacta de forma directa en los resultados. De este modo, se genera confianza y la necesaria contención con el objeto de lograr adherencia a los tratamientos y sus consiguientes efectos beneficiosos.

Más allá del los exámenes e interrogatorios, de formular diagnósticos y prescribir tratamientos, en la publicación se habla de valores, autonomía asistida, confidencialidad, medicina institucional, tolerancia a la incertidumbre, el paciente difícil, empatía, relación de los médicos con colegas enfermos, comunicación, inercia clínica y el proceso de enseñanza- aprendizaje del profesionalismo, con ramas como medicina narrativa, entre otras. 

Prólogo del Dr. Roberto M. Cataldi Amatrian

Para William Shakespeare, “el pasado es un prólogo”. Es por esa razón que el autor de esta obra recuerda y describe en la introducción a su ensayo, la cotidianidad de la atención médica que él conoció en su etapa de estudiante y la evolución que fue viviendo ya como médico asistencial, donde surge como hecho fundamental el cambio en la relación médico-paciente, antes paternalista, ahora autonomista, en ocasiones ambivalente. Los conflictos y dilemas que surgen con el avance tecnológico y científico, temática que alimentó el nacimiento de la bioética a principios de los años 70, pero que venían gestándose desde la postguerra, exigen una rigurosa fundamentación filosófica y ética frente a los procedimientos que se adoptan en la medicina. Ética y moral no son sinónimos pese a que a menudo se usen indistintamente. Los bioeticistas tenemos claro que la pregunta desde la moral es: ¿qué
debo hacer?, pero desde la bioética es: ¿por qué debo hacerlo? Y como suelo decirles a mis alumnos y discípulos, se actúa éticamente cuando se aplica la inteligencia a la conducta humana. En efecto, la ética se constituye en una disciplina independiente gracias a Aristóteles, que mira el valor de la conducta de los hombres (“la ciencia por las causas”), oponiendo su realismo al idealismo de su maestro Platón (“la ciencia por las ideas”), de todas maneras se trata de las dos grandes constantes del pensamiento occidental en las que inexorablemente caemos.

La obra por momentos es una exposición dialogada, pues, su narrativa invita al lector al diálogo, y sobre todo a la reflexión acerca de lo que cuenta sobre situaciones y hechos vividos. A lo largo de toda su exposición aborda el profesionalismo en sus diferentes vertientes, una cartografía donde no faltan los consejos, como lo hiciera Esculapio, ni los hechos anecdóticos cuya deliberada intención es ejemplificadora, tampoco las metáforas, que como tales procuran darle profundidad y espesura al disruptivo clima de época que estamos viviendo luego de la pandemia.

Carlos Spector ha pasado buena parte de su vida médica en el quirófano, ese lugar donde se realizan prácticas intervencionistas sobre el cuerpo del enfermo, a menudo difíciles, que exigen preparación, destreza y reflejos, donde a veces hay que tomar decisiones rápidas e inteligentes, sobre todo cuando el paciente se halla situado en esa delgada línea que separa la vida de la muerte. En ese sentido, Spector parece continuar la influencia de Quirón, ese centauro sanador, que aparece en la tradición de la mitología griega como muy hábil con las manos, que es educador en el arte de curar a griegos y romanos, además de ser maestro de las artes, de la moral y de la terapéutica quirúrgica.

Muchas de las opiniones del autor, sin duda producto de sus experiencias personales y de sus reflexiones sobre hechos observacionales, tienen un tono deontológico, el deber ser, que nos conduce al “imperativo moral” de Kant.

El autor tiene muy claro que la medicina no solo es ciencia y técnica (con la pandemia y los conflictos sociales anexos cayó en desuso el término tecno-ciencia), pues también es arte. Rescata el valor de la palabra como herramienta de comunicación, ensaya reconstrucciones de la palabra médica, privilegia el valor de la prudencia como virtud que resume a todas las otras virtudes. En fin, procura hacer un abordaje más complejo y profundo de la realidad asistencial, lo que exige ubicar los eventos en su contexto y proyección de futuro.

Un recorrido panorámico por la problemática del sistema de salud actual, donde no elude abordar ninguno de los problemas álgidos que dan lugar a posiciones encontradas, tampoco descuida mencionar a los distintos actores que participan de esta realidad, cada vez más compleja y difícil.

En su abordaje al profesionalismo, adopta un enfoque que no es una tesitura romántica o lírica, como hoy algunos cuestionan por estar viviendo en la era de la dictadura del mercado, un mercado que revela carecer de alma y de cualquier humanitarismo. Pone de relieve los derechos de los pacientes y los deberes de los médicos, piedra fundante de la profesión como lo hiciera hace más de 3700 años el Código de Hammurabi, pero con una visión moderna, adaptada a los tiempos actuales.

Finaliza la obra con una propuesta pedagógica, ya que su deseo fue, ha sido y es, aprender y enseñar. En la línea del pensamiento de Comenio, tiene presente que la educación es el arte de hacer germinar las semillas interiores mediante estímulos adecuados, y que el profesor debe saber qué, dónde, cuándo y cómo enseñar, ya que esa es la facultad que lo lleva a formar buenos profesionales.

En esta obra el maestro de la cirugía torácica experimenta la necesidad de recorrer más camino, y se toma una licencia o se da permiso para meterse de lleno y en profundidad, en una problemática que va más allá de su especialidad, quizá porque como sostenía Saint Exupery, nos descubrimos cuando nos medimos ante un obstáculo y, además, “lo esencial es invisible a los ojos”.

Ficha técnica

  • Editorial: ‎Ediciones Elemento
    •Número de páginas‏: 252
    •ISBN-10 ‏: ‎ 9874892293
  • ISBN-13 : ‎ 978-9874892294

Sobre el autor
Dr. Carlos H. Spector. Médico y Doctor en Medicina graduado a los 20 años con Diploma de Honor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Culminó su carrera docente en la misma universidad como Profesor Titular Consulto. Fue Jefe del Departamento de Cirugía Torácica y luego Director del Área Quirúrgica del Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo” de la UBA. Presidió dos sociedades académicas. Realizó viajes de perfeccionamiento a Estados Unidos de Norteamérica, Francia y Gran Bretaña. Ha sido acreedor a 18 premios y distinciones por su labor asistencial, docente y trayectoria profesional. Publicó más de 140 trabajos científicos sobre cirugía y educación médica.
Desde 2016 se desempeña como Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).

Por el Dr. Roberto Cataldi Amatriain

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