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LOS DESAFÍOS DE LAS PYMES EN UNA ECONOMÍA DE TRIPLE IMPACTO

Por el Ing. Daniel Fazzone

Para RPNEWS

El cambio climático representa un desafío adicional para las empresas de América Latina en general, y de la Argentina en particular, el cual se suma a las necesidades de ganar competitividad en los mercados internacionales mejorando la productividad, de insertarse en las cadenas de valor global, y de mejorar las condiciones para sus trabajadores y la comunidad en la que se desenvuelven.

Estos desafíos lo son aún más para las Pymes, por factores de economías de escala, por limitaciones para el acceso a nuevas tecnologías que impactan en su productividad -ampliando la brecha con aquéllas grandes empresas que sí lo tienen-, y por dificultades para el desarrollo de innovaciones propias.

La vinculación con otras empresas, la interacción con organismos públicos y el aporte de las Universidades son fundamentales para afrontar estos desafíos, como también poder contar con estrategias y agendas que definan metas y objetivos concretos de corto, mediano y largo plazo, convirtiéndose en políticas públicas que alienten inversiones y minimicen el riesgo jurídico.

Las políticas y estrategias a implementar no son únicas, sino que deben tener en cuenta factores económicos, culturales y ambientales –entre otros- propios de cada región. Sin embargo, todas tienen en común la necesidad de condiciones macroeconómicas sólidas, estables, y de políticas impositivas justas y que no resulten opresivas para el desarrollo, ni desalienten el crecimiento.

La estrategia debe incluir el fomento a que los sectores productivos incrementen el uso de energías renovables, a establecer sistemas de producción “limpios” y más eficientes, atendiendo al ciclo de vida completo de cada producto, incluyendo lo relacionado a su deposición final. Esto debe complementarse con el impulso a los consumidores hacia hábitos de consumo más sustentables.

Los países desarrollados tienen el deber de reducir su huella de carbono generada como consecuencia del crecimiento económico alcanzado, mientras que en los países en desarrollo o subdesarrollados el camino a la sustentabilidad se ve aún más complejizado porque deben trabajar para hacer frente a las necesidades de crecimiento económico, para mejorar el acceso a servicios y bienes básicos para la población, y para lograr una mejora de la situación social en general sin aumentar la degradación del medio ambiente, y muchas veces con un sistema productivo basado en unos pocos commodities.

Serán necesarios recursos considerables en los tres ejes de la sostenibilidad (social, ambiental , económico) para poder afrontar estas dificultades de manera exitosa, para lo que se requerirá de una arquitectura institucional y financiera adecuada. Las diferencias no se manifiestan sólo respecto a los países desarrollados, sino entre países de la región, o inclusive hacia el interior de éstos entre las grandes ciudades y las poblaciones rurales.

El fomento al desarrollo de las Pymes regionales mediante una agenda que contenga vinculación sectorial, articulación público-privada, estabilidad económica y seguridad jurídica se hace imprescindible. Como motores de la economía y generadoras de fuentes de trabajo este tipo de empresas cobra importancia relevante.

Contar con una guía institucional que oriente el desarrollo productivo es vital para que estén contemplados la inclusión social y el cuidado ambiental. La innovación sustentable permite insertarse en cadenas de valor y alcanzar nuevos mercados donde hoy se exigen certificaciones para poder ingresar. También permite acceder a financiamiento más barato y a incorporar trabajadores calificados que en la actualidad suelen elegir empresas sostenibles para desempeñar sus tareas.

Crear empleos de calidad y la capacitación continua para abordar el cambio constante que estamos atravesando constituyen el camino de mejorar la inclusión social. De poco servirá mejorar la productividad, incluir mejoras tecnológicas, redefinir la matriz energética, si no se cuenta con el capital humano que pueda llevar adelante el desarrollo de manera sostenida, adecuando el conjunto de conocimientos y habilidades blandas que se requieren en cada momento.

Alcanzar la innovación con la agilidad que es demandada en el mundo moderno requiere la comprensión por parte de las empresas de la interrelación de la innovación no sólo con la estrategia, sino con el liderazgo y la cultura de la organización. La estrategia para innovar debe contar con el firme compromiso de los líderes, y los valores compartidos e incorporados con convicción por los colaboradores –“la cultura organizacional”- serán claves para que pueda sostenerse en el tiempo.

Más allá de las dificultades que presenta el contexto actual, nuestro país cuenta con oportunidades que debemos saber aprovechar. Argentina cuenta con un territorio amplio y diversificación de materias primas, variedad de climas y buen nivel de educación, constituyendo una sólida base para iniciar un ciclo virtuoso.

Las economías agroindustriales, el litio, el gas, la minería responsable con el medio ambiente, y tantos otros sectores pueden actuar como impulsores del desarrollo, apoyado en obras de infraestructura como ferrocarriles o corredores viales regionales.

Tenemos la posibilidad de una integración bioceánica que favorezca el comercio internacional, es importante poder avanzar en acuerdos de libre comercio con los distintos bloques económicos y así ganar economía de escala.

En resumen, contamos con las condiciones para transformar las dificultades presentes en oportunidades que nos permitan vislumbrar un futuro mejor.

Por Daniel Fazzone

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