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El poder de los pequeños pasos

Por Samuel Stamateas

Cualquier mejora que queramos implementar en nuestra vida demanda cambios. Y eso nos abruma. Los cambios significativos nos asustan, muchas veces nos generan confusión, ansiedad, por eso nos quedamos detenidos en el tiempo, a la espera de “una señal” que nos dé las seguridades para accionar. Mientras tanto, solemos darnos las excusas tranquilizadoras que justifican la espera: “Después de recibirme”, “Primero que crezcan mis hijos”, “En cuanto me salgan los papeles”.

Es cierto, los cambios significativos nos impresionan, pero a la vez nos reclaman que demos un paso. Nos cuestan, porque a veces vemos por delante un panorama de abismo u oscuridad, de decepción o sufrimiento. Pero, más allá de los hechos ocurridos, y de que lo que pasó tal vez no haya dependido de vos, quedarte detenido o avanzar sí dependen de vos, es tu decisión.

Da el siguiente paso. Es un paso a la vez. No importa que sea pequeño, es un paso. No te lleva adonde queres ir, pero te saca de donde estás. Dale valor a los pequeños pasos y a los pequeños resultados.  

Los pequeños cambios pueden crearte grandes futuros. Un comienzo modesto, con la actitud correcta, con disciplina y perseverancia aumenta considerablemente las probabilidades de un gran final. 

Tené paciencia. Sé paciente. Si estás enseñándole a tu hijo a caminar y da un paso y se cae, no le decís “nunca llegarás a nada”. Tampoco te alejas demasiado de él y le decis: “A ver si podes ahora», porque seguramente se vuelva a caer y no lo logre. En cambio, lo que haces es levantarlo y animarlo para que siga intentándolo. Sabes que en algún momento aprenderá, y no te preocupa que suceda hoy.

Para animarnos a dar un paso, necesitamos entrenar nuestra tolerancia a la frustración. Tolerar la frustración nos permite enfrentar con éxito no solo una situación en particular, sino la vida misma. Tolerar la frustración significa enfrentar los problemas y limitaciones que se nos presentan, a pesar de las incomodidades que ellas nos causan. Incomodidad presente, satisfacción futura.

Para alguien con un nivel bajo de tolerancia a la frustración le basta con una adversidad mínima para enfadarse, entristecerse y angustiarse. Alguien con un nivel alto de tolerancia a la frustración podrá mantener su estado de ánimo sin alteración, aunque sus expectativas no se vean cumplidas. Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, y las molestias o incomodidades que puedan causarnos.

Paso a paso. El desafío es que ese paso sea tan pequeño y cómodo, que no suponga ningún esfuerzo, que sea imposible decirle NO. Con eso “engañamos” al cerebro: “no hay motivos para tener miedo ni para fallar”.

Paso a paso. Esas acciones, aunque parecen significativas, se transforman en hábitos. Y nuestra vida es la sumatoria de nuestros hábitos.

Paso a paso y poco a poco. Si vas muy rápido corres el riesgo de perderte el paisaje y las lecciones importantes que el camino tiene para darte. Es en el camino y no en la llegada donde aprendemos las enseñanzas más profundas. 

En las pequeñas situaciones cotidianas, en ese pequeño saludo que diste hoy, en esa pequeña decisión de no comprar algo que, aunque te guste, no necesitas, se esconden las claves de los grandes avances.

Seguí adelante. En un maratón, si te pones a pensar “son 42 km” te desanimas. Pero para llegar, hay que dar el primer paso, luego el segundo, luego el tercero. Es un paso a la vez. La diferencia entre los que llegamos a la meta y los que abandonaron, es que los que llegamos a la meta solo continuamos corriendo. Por momentos corriendo, por momentos caminando, pero continuamos. Abandonar es lo más fácil, cualquiera puede hacerlo.

No te concentres en todos los pasos que hay que dar, solo da el siguiente paso. Es como manejar un automóvil de noche: no podes ver más allá de lo que dan sus luces, pero podes hacer todo el viaje de esa manera. 

A tener en cuenta…

  • No desmerecerte ni sentirte insignificante en los pequeños actos, ya que ellos te encaminan hacia la gran misión de tu vida.
  • Siempre el mejor lugar para comenzar es aquel en donde estás. No esperes estar más adelante. Las oportunidades siempre se encuentran allí donde tú estás.
  • Lo que tenes es lo que necesitas. Da un paso pequeño alentado por una convicción grande. Se trata de pensar en grande y actuar en pequeño. 
  • Poner el foco de atención en lo que sí podes hacer, no en lo que no puedes.
  • Cuando haces lo simple, lo sobrenatural ocurre.

Algunas preguntas para reflexionar:

¿Cuál es el siguiente paso que me comprometo a dar?

¿Qué sentimiento me surge cuando las cosas no suceden como quiero o espero?

¿Soy tolerante a la frustración? ¿Qué debería hacer para sobrellevar mejor los cambios imprevistos?

Si se trata de una sumatoria de pequeños cambios, si hoy fuera un 5% más responsable, ¿qué podría hacer?

Recordá: 

El éxito se obtiene centímetro a centímetro. ¡Ah! me olvidaba: el ascensor al éxito está descompuesto; deberás usar los escalones, un paso a la vez.

Samuel Stamateas Coach Ontológico Profesional y Coach Ejecutivo.
Co-Director de la Escuela de Líder Coach Profesional.
Autor de los libros “Lidera Tu Vida”, “Tu Propósito es la Clave”, “Quiero, puedo y merezco prosperar” y “21 hábitos para una vida plena”.

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